¿Hasta qué edad se puede adiestrar un perro?
Este ha sido un tema controvertido desde siempre. Existen un viejo dicho según el cual "Perro Viejo No Aprende Truco Nuevo".
Este viejo dicho está muy lejos de ajustarse a la realidad, nuestros perros son y serán cachorros hasta el último minuto de su vida.
Existe un fenómeno natural llamado neotenia. Se llama neotenia a los casos en que se alcanza la madurez sexual conservando características infantiles. Nuestros perros crecen y se desarrollan, se reproducen y envejecen mientras continúan siendo lobos aniñados.
Si, debemos reconocer que se produce una disminución de sus capacidades nerviosas, y esto hace que sus reacciones y su capacidad de almacenar nueva información se vea reducida. Pero no es la anulación de sus capacidades sino la disminución de las mismas.
Perros y humanos compartimos la característica de conservar durante toda nuestra vida aspectos infantiles.
Para la especie humana esto jugó un papel importante en su éxito biológico. El Homo Sapiens debió incrementar su capacidad de aprender de los antepasados para poder adaptarse a los entornos cambiantes. Mientras el ser humano habitaba en los bosques como lo hacen actualmente otros primates, no se necesitó desarrollar la cantidad de habilidades que le fueron requeridas cuando se convirtió en un cazador cooperativo. Las glaciaciones con su consecuente disminución de bosques, obligaron al humano a adaptarse a medio ambientes para los que no estaba biológicamente evolucionado. Seguramente muchos seres humanos desaparecieron de la faz de la tierra al fracasar en esa dificultosa adaptación. Sin embargo algunos tuvieron la suerte de prolongar su infancia, con lo cual generación tras generación lograban aprender de sus padres las habilidades que le salvaría la vida. De esta manera transmitieron esta característica a su descendencia y ahora el ser humano tiene la infancia más prolongada de toda la naturaleza. Desde que nace hasta que mueve su vida es un continuo aprendizaje. Debe aprender desde a atarse los cordeles de sus zapatos hasta operar naves espaciales. Y generación tras generación nuestra especie ve incrementada su capacidad de aprendizaje y la exigencia de que esto ocurra, ya que el humano provoca cambios en su entorno que hacen que constantemente deba adaptarse al nuevo medio ambiente social y geográfico. Jim Taylor, el consultor de empresas estadounidense, afirma en su libro Predicciones Para el Nuevo Milenio que hasta ahora un ejecutivo debía aprender una habilidad nueva por año para poder mantenerse el supuesto, mientras que hoy se requiere la adquisición de una nueva habilidad diaria. Y predice que en el futuro podría ser necesaria la capacidad de aprender una nueva habilidad por hora.
Aclaremos que cuando hablamos de infancia prolongada lo hacemos en relación con su propia vida, es decir, que parte de su vida transcurre como infancia.
El lobo tiene una infancia regular, lo suficiente como para aprender las estrategias de supervivencia. Su infancia natural es mayor que la de los felinos pero muy inferior a la humana. Nosotros hemos hecho que nuestros perros domésticos posean características similares a las nuestras, es decir, en este caso que estamos tratando, una infancia prolongada para extender sus capacidades de aprender durante gran parte de su vida.
Quienes trabajamos con perros de cine y televisión sabemos que los perros estrella, aquellos que han sido preparados para una carrera en las pantallas desde su más tierna infancia, continúan aprendiendo hasta el último día de su vida trucos nuevos, contrariamente a lo que afirma aquel viejo dicho.
Sin embargo notamos una progresiva disminución de sus capacidades. Esto se debe no al cierre de su curiosidad y deseo de aprender, sino al desgaste natural por envejecimiento de su sistema nervioso. Un perro de cuatro años envía información de los ojos al cerebro a una velocidad de 360 km por hora, ese mismo perro a los doce años enviará la misma información a unos 80 km por hora. Sus cerebros pesará a esta edad 25% menos de lo que pesaba a los cuatro años, esto se debe a que año a año ha ido perdiendo peso y volumen a razón de hasta un 5% anual. Pérdida de interconexiones, achicamiento del tamaño de las neuronas por envejecimiento, y sumado a todo esto el envejecimiento del sistema cardiocirculatorio que hace que su cerebro reciba un menor flujo sanguíneo.
Con un sistema nervioso que se va deteriorando y su consecuente deterioro de la vista y el oído, indudablemente la capacidad de aprender trucos nuevos disminuye, pero no se anula.
El primer electroencefalograma cuyos resultados indican una madurez en sus respuestas eléctricas en un cachorro lo encontramos a las siete semanas de edad. Esto quiere decir que el cachorro de siete semanas está en condiciones de aprender de su entorno. Hasta esa edad y los electroencefalogramas arrojaban resultados de inmadurez neurológica, por lo que el cachorros se limitaban a aprender lo básico y necesario confiando el resto en sus programas instintivos pregrabados.
Cuando comenzamos la educación de un cachorro a temprana edad nos estamos asegurando que recordará todo lo aprendido con mayor fuerza en su vejez. Esto se debe a una serie de mecanismos que conocemos muy bien en los seres humanos, sabemos que a medida que las personas envejecen van aflorando recuerdos de su infancia que parecían olvidados.
¿Cuál es entonces la edad para adiestrar un perro? Lo ideal es comenzar con una educación temprana a partir de la séptima semana debido. Pasado ese tiempo es posible adiestrar al perro en cualquier momento, sólo debemos tener en cuenta que si lo haremos de manera profesional debemos aclarar a nuestro cliente de su perro de ocho años será más lento para aprender que un cachorro, por lo que el período de adiestramiento se extenderá con el consiguiente aumento de los costos. Y esto lo hacemos fundamentalmente para evitar falsas expectativas de presupuestos en el cliente, pero de ninguna manera para desalentar sus buenas intenciones.
Las razas más longevas, en general las detalla pequeña, tienen un retraso en el envejecimiento neurológico. Por lo tanto un pequeño Caniche podrá aprender con mayor eficiencia a los seis años que un Dogo Alemán de la misma edad.
Más allá de los perjuicios del desgaste provocado por el paso del tiempo, perros y humanos somos animales eternamente infantiles, curiosos, y preparados para aprender constantemente trucos nuevos, aún cuando somos perro viejo.