DISPALSIA
DE CODO
La
displasia de codo es una enfermedad de desarrollo que origina una osteoartritis
con producción de dolor y disminución de la capacidad
funcional de la articulación del codo de los perros. Consiste
en un trastorno óseo que se inicia con una artritis y desencadena
una osteoartrosis. Cuando en un codo se produce un defecto de osificación,
se origina una inflamación (artritis) que, con el tiempo, desencadenará
una artrosis articular. la evolución es muy variable en función
del tipo y el grado de la lesión, pero siempre es desfavorable,
y suele darse fundamentalmente en razas grandes y gigantes. Los machos
se afectan con más frecuencia que las hembras, y el proceso puede
ser uni o bilateral..
Anatomía
y función: La articulación del codo está formada
por tres huesos. El húmero, en la parte proximal (más
cerca del cuerpo) de la articulación, presenta en la extremidad
inferior dos cóndilos - medial y lateral-, con superficies articulares
claramente diferenciadas.
El cúbito y el radio, son los dos huesos que, unidos entre sí,
constituyen el soporte óseo del antebrazo. Se articulan en el
codo con el húmero. El radio soporta el 80% del peso que descarga
la extremidad, proveniente del cóndilo humeral lateral. El cúbito
recibe el 20% del peso, del cóndilo humeral medial.
El cúbito tiene una escotadura semilunar amplia, cuya misión
es estabilizar la articulación. Cuando el perro apoya la extremidad
anterior en el suelo y descarga peso sobre ella, la articulación
del codo se encuentra extendida y el proceso ancóneo -parte superior
de la escotadura semilunar- se introduce entre los cóndilos humerales,
impidiendo desplazamientos laterales y confiriendo estabilidad al conjunto.
En la inferior, la escotadura semilunar se extiende hasta la apófisis
coronoides medial, que es muy prominente para, al aumentar las superficies
de contacto, mejorar con ello el rendimiento de la articulación.
Durante la etapa de crecimiento, los huesos largos crecen según
el modelo denominado de osificación endocondral. Según
este modelo, en las extremidades de los huesos se forma un núcleo
de crecimiento que progresa tanto en dirección al hueso, como
hacia la superficie articular.
Las superficies articulares de los huesos largos están "tapizadas"
por un cartílago hialino extremadamente pulido que hacen que
la fricción dentro de la articulación sea muy pequeña.
La sonovia, fluído denso que baña el interior de las articulaciones,
lubrica y por tanto minimiza aún más este rozamiento.
gracias a la eficacia de estos mecanismos, el desgaste de las superficies
articulares es muy pequeño, lo que permite que las articulaciones
sean funcionales durante toda la vida del perro.
Etilogía:
En el modelo de crecimiento de osificación endocondral, ya descripto,
se pueden producir defectos de osificación, tanto a nivel de
la placa de crecimiento, en cuyo caso dará lugar a una no-unión,
como en el hueso subcondral que sirve de soporte al cartílago
articular, con lo que el cartílago hiliano se agrieta produciéndose
entonces una osteocondritis disecante.
A estos procesos degenerativos que originan tanto las no-uniones como
las osteocondritis disecantes, se les denomina procesos de osteocondrosis.
A nivel de codo se pueden producir osteocondrosis en tres lugares diferentes:
a)
placa de crecimiento del proceso ancóneo, dando lugar a la no-unión
de dicho proceso.
b) Hueso subcondral, debajo del cartílago articular del cóndilo
humeral medial, originando una osteocondritis disecante.
c) Apófisis coronoides medial de cúbito, produciendo la
fragmentación de la misma.
Estos
tres procesos pueden aparecer aislados, o combinados unos con otros,
y la lesión puede ser unilateral o afectar a ambos codos.
Cuando en un codo se produce alguno de los procesos osteocondrósicos
descriptos, se origina una inflamación (artritis) con o sin desestabilización
de la articulación, que ineludiblemente desencadenará
una degeneración (artrosis) articular.
A todo este trastorno del desarrollo que se inicia con una artritis
y posteriormente desencadena unas osteoartritis, se le denomina displasia
de codo.
Síntomas: Durante la etapa de crecimiento, entre los 4 y 5 meses de edad, el perro
presenta una intolerancia al ejercicio, que se manifiesta por cojera.
Estas pueden ser al iniciar un movimiento, o tras ejercicio prolongado.
Suele haber dilatación de la cápsula articular y dolor
en la flexión y extensión forzadas.
La evolución es muy variable en función del tipo y el
grado de la lesión, pero siempre es desfavorable.
En algunos casos en los que la artrosis es muy discreta, el perro puede
mantener un grado casi normal de actividad durante toda su vida.
la displasia de codo se presenta habitualmente en los perros de razas
grandes y gigantes (Pastor alemán, Labrador, San Bernardo, Rotweiler,
etc.).
Los machos se afectan con mas frecuencia que las hembras, y el proceso
puede ser uni o bilateral.
Diagnóstico:
Se realiza por la conjunción de los síntomas y las radiografías.
estas deben ser hechas en diferentes proyecciones, en función
del tipo de osteocondrosis que queramos evidenciar.
Se deben hacer al menos dos radiografías:
a) Proyección antero-posterior, que permitirá ver la articulación
de frente. En caso de displasia, se aprecian signos de osteoartrosis
en la cara medial de la articulación.
b) proyección látero-lateral con el codo flexionado. Se
apreciará si el proceso ancóneo está o no unido.
Si hay artrósis, se evidencian los mismos signos osteoartrósicos
en el borde del proceso ancóneo y en el cóndilo humeral
medial.
El diagnóstico precoz permite instaurar un tratamiento adecuado,
que evite, en la medida de lo posible, la formación de una artrosis
que, por un lado producirá dolor, y por otro limitará
la capacidad funcional del codo afectado durante el resto de la vida
del perro, con los consiguientes trastornos ocasionados al mismo.
Tratamiento: Cuando hay una no-unión del proceso ancóneo, o una osteocondritis
disecante, el tratamiento debe ser siempre quirúrgico, en función
del grado y antiguedad de la lesión.
En nuestra opinión, si el diagnóstico es precoz, el tratamiento
quirúrgico siempre aporta ventajas. Se realiza mediante la extirpación
del, o de los fragmentos, y legrado de la base de la lesión.
La
herencia influye en la aparición de la displasia de codo. Es
imprescindible establecer un mecanismo regulador que evite la utilización
como reproductores de los perros con esta afección. Aún
estamos a tiempo de evitar que se generalice, como ocurrió con
la displasia de cadera.
Prevención: Hay dos aspectos que deben cuidarse:
a) Higiénico-dietético: los perros de razas predispuestas,
sobre todo si son machos, y especialmente si tienen un desarrollo precoz
y su tamaño está por encima de lo normal, debe aportársele
una dieta "menos rica", evitando los piensos para cachorros
con gran cantidad de proteínas, así como el abuso del
calcio y vitaminas.
Durante la etapa de crecimiento, el ejercicio debe ser limitado.
Se deben evitar los lugares en los que el perro salte frecuentemente,
etc., para evitar pequeños traumatismos repetidos, que predisponen
a producir o a agravar las lesiones.
b) Control genético: Está demostrado que la herencia influye
en la aparición de la displasia de codo. Por ello, se hace imprescindible
y urgente, establecer un mecanismo regulador, que evite que los perros
con esta afección, se utilicen como reproductores.
En la F.C.I., la displasia de codo, se encuentra en fase de estudio,
y se piensa ya en la posibilidad de establecer un control obligatorio
de los perros que pertenezcan a las razas con particular incidencia.
Sería bueno que cuando se adopten las resoluciones de obligado
cumplimiento, se consideren dos factores que a nuestro juicio son importantes:
- El hecho de que la displasia de codo vaya en aumento, hace que las
medidas de control deban tomarse urgentemente.
- Al no ser muchos, en la actualidad, los perros con displasia de codo,
la restricción para actuar como reproductores, debería
incluir a todos los perros con osteoartrosis en el codo, independientemente
de que el grado de afección sea grande o pequeño, por
lo que sería bueno que se establezcan solamente dos categorías:
"Displásicos" y "No displásicos".
La responsabilidad de los criadores, debería hacer que, sin esperar
a que las medidas restrictivas sean obligatorias, se autocontrolaran,
para evitar que, con la utilización en la reproducción
de perros con displasia de codo, se extienda una grave enfermedad, ya
que afortunadamente estamos a tiempo de evitar que se generalice, como
ocurrió con la displasia de cadera. - Por Dr. José Luis
Puchol - Presidente de A.M.V.A.C. |